Recorrido por América
Motivado por el ansia de conocer y con más sueños y voluntad que recursos, el joven Ernesto Guevara emprende el primero de enero de 1950 con una bicicleta a la que adapta un motor, un recorrido que lo llevaría por distintas provincias de la zona norte de Argentina.
En ese momento era estudiante de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
En total, Ernesto recorrería alrededor de 4 500 kilómetros. Su foto fue después publicada por la revista "El Fígaro", a instancia de la firma comercial del motor que utilizó en su bicicleta.
Este gran recorrido que hiciera por la zona norte de su país natal, no fue para él un simple viaje turístico sino que en correspondencia plena con su sensibilidad, apreció la realidad existente en los sitios y ciudades que visitó y, por ende, vio más allá de lo que normalmente se reflejaba en las postales de carácter turístico.
Precisamente, en las anotaciones que hiciera acerca de este viaje, dijo que no se nutría con las mismas formas que los turistas y por eso había visitado hospitales y otros lugares para conocer la situación del pueblo.
Aunque el joven Ernesto visitó algunos puertos de Brasil y Trinidad Tobago al trabajar como enfermero en un barco mercante cuando era estudiante de Medicina, en realidad su primer gran encuentro con otras tierras de Nuestra América se produjo antes, durante el recorrido que realizara junto a su amigo Alberto Granado, en 1952.
Ernesto y Granado recorrieron distintas zonas de Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela.
Tanto lo apreciado por Ernesto Guevara en su primer gran recorrido que haría por tierras de América, así como el posterior periplo realizado, tras graduarse de médico, influyeron de modo esencial en su desarrollo como ser humano y como hombre de inquietudes revolucionarias.
Poco tiempo después de salir de Buenos Aires decide no seguir viaje a Venezuela y se dirige entonces a Guatemala, interesado por las noticias de la existencia de un gobierno progresista en ese país centroamericano que encaraba presiones y amenazas externas.
Pero antes de llegar a Guatemala pasa por Panamá y después por Costa Rica. Es en este país donde conoce a los cubanos Calixto García y Severino Rosell, exiliados allí después de participar en Cuba en la toma de los cuarteles Moncada y Céspedes, el 26 de julio de 1953.
De Costa Rica Ernesto viaja a Nicaragua y finalmente llega a Guatemala, donde no puede trabajar como médico porque se hacía necesario revalidar su título, y porque además ya se había interesado en la cambiante situación política que vivía esa nación centroamericana al relacionarse con revolucionarios de ese país.
Es en Guatemala donde se relaciona y traba amistad con exiliados cubanos que habían participado en las acciones armadas del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba y Bayamo, entre ellos Antonio (Ñico) López.
Tras la cruenta caída del gobierno de Jacobo Arbenz, se ve obligado a abandonar Guatemala y viaja a México donde, después de ejercer oficios como vendedor ambulante y fotógrafo de ocasión, logra un empleo en la sala de alergia del Hospital General de la capital mexicana.
Allí participa en un congreso de su especialidad en 1955 y presenta un trabajo que había realizado durante su etapa de estudiante en el laboratorio del doctor Pisani.
Lo sucedido en Guatemala impactó notablemente a Ernesto Guevara y esta experiencia también contribuyó al desarrollo de su formación política.
Pero en México establece un compromiso que cambiará el curso de su vida. En la sala de alergia del hospital en que trabajaba se encuentra de nuevo con el cubano Antonio López (Ñico), a quien había conocido en Guatemala.
A través de él conoce primero a Raúl Castro y después al hermano de éste, Fidel, quien recientemente había llegado a la capital mexicana para reorganizar y promover la lucha armada en Cuba.
Bastó una conversación de varias horas para que el joven Ernesto se identificara con el futuro dirigente cubano y con su empeño, y fue así como deja a un lado su profesión de médico y su plaza en el hospital para participar activamente en los entrenamientos de la futura expedición del yate Granma.
En junio de 1956, Ernesto y otros cubanos fueron detenidos por la policía mexicana en un rancho donde realizaban entrenamiento militar y durante algo más de un mes sobre él pesó la posibilidad de ser condenado o deportado por hallarse ilegal en México.
Su amistad personal con Fidel Castro se fortaleció en aquellos días, cuando el líder cubano se empeñó en lograr la excarcelación de su amigo y compañero de lucha.
Tras salir de la prisión el Che continuó participando en forma activa en los preparativos de la expedición, la cual finalmente saldría del puerto mexicano de Tuxpan, en el yate Granma, el 25 de noviembre de 1956.
Al salir de tierra mexicana, que lo acogiera algo más de dos años, formaba parte del grupo expedicionario organizado por Fidel Castro y ya convertía en realidad la frase que pronunció en 1953 al salir de su natal Argentina: "¡Aquí va un soldado de América!". |